miércoles, 29 de diciembre de 2010

Últimos y blancos momentos



La aventura llegaba a su fin y la recta final no iba a ser menos emocionante. De Nueva York tenía que regresar a Boston de donde saldría mi vuelo a España. Ese mismo día que cogí el autobús empezó a nevar como jamás había visto en mi vida. En cuestión de minutos todo Manhattan estaba cubierto de un precioso blanco con el inconveniente de que el autobús iba pisando huevos así que tardé en llegar a Boston unas 7 horas a paso de tortuga. Aunque he de decir que no me aburrí en el viaje.



El mejor recuerdo que puedo tener de este final fueron los momentos que pasé con la gente que conocí por allí: mexicanos, americanos, brasileños… gente estupenda que hacen de estos viajes más importantes aún. Con ellos pasé un par de días, acompañe a quitar nieve delante de los garajes de las casas a uno de ellos y la última noche fuimos a cenar a un restaurante mexicano con una sorpresa que no me esperaba; cuando acabamos de cenar salieron todos los camareros cantando y portando una tarta, me hizo mucha ilusión. Al día siguiente ya despegaba sobre la nevada ciudad de Boston. Nunca olvidaré esta magnífica experiencia…


No hay comentarios:

Publicar un comentario